Hacer pompas de jabón

Rellenar el tubito de plástico con agua y mistol de tu madre, mojar un poquito y soplar todo lo que puedas, ¡y una y otra vez! Verlas volando y brillando, y correr tras ellas para que con tan solo rozarlas las hagas desaparecer. Y volver a mojar y volver a soplar, y volver a recordar momentos de la infancia, reír como cuando eras niña… ¿No es verdad que en ocasiones queremos coger estos objetos con la misma ilusión que de pequeños tan solo para recordar esos momentos?

Asustar a las palomas

Echas una miguita y aparece una, y de repente, ¡hay tantas que ni las puedes contar! Seguramente llevan comiendo todo el día a base de gusanitos de todo el mundo, pero te miran con esa cara de penita para que les des más… ¡Y encima vas y lo único que se te ocurre es correr detrás de ellas para asustarlas! Seguramente será porque confías en que echarán a volar, tú no pretendes hacerles daño, pero ellas son las que no confían en ti. Sin embargo, al día siguiente volverás a correr tras ellas…

Coger arena con las manos

¡Y una y otra vez! Ahora mientras que hablo, ahora entierro la mano, ahora me embobo viendo cómo cae, ahora el pie (¡qué fresquita está en lo hondo!), ahora me echo un poco por encima… y así, infinitas veces.

Parece un vicio, nunca te cansas de seguir cogiendo más y ver como se desliza, como se desprende, como se separa, ¡cuántos granitos tiene!

Yo diría que podría utilizarse como representación de la sociedad, donde cada granito de arena aporta su parte por muy diminuta que sea, igual están muy unidos, que muy separados, pero así forman la arena de una playa entera…

Encontrar una patata frita gigante en tu menú

No crees lo que estás viendo, pero sí, ¡es una patata enorme! Destaca entre las demás, y qué casualidad que te ha tocado a ti…

¿Por qué nos sorprendemos tanto si a todo el mundo alguna vez le ha tocado una? Porque es una patata gigante… porque sólo te ha tocado a ti… porque segurísimo que se la enseñas a tu acompañante y dices: <<¡mira qué patata!>>

¿Será que por un momento nos sentimos privilegiados? Al fin y al cabo sigue siendo una patata del mismo sabor que todas las demás… pero eso sí, ENORME.

Ver a una pareja de abuelitos cogidos de la mano

Ayudarse el uno al otro, estar siempre unidos, vivir cada experiencia juntos…

¿Qué se siente al ver a una pareja así? ¿Ternura? Yo diría notar como esbozas una sonrisa sin saber bien por qué.

Tenerse el uno al otro es lo que les hace seguir, ahora estaría bien indicada la frase “hasta que la muerte los separe”, ¡y nunca mejor dicho!, sobre todo, cuando sabes que llevan más de cincuenta años juntos, mas de media vida…

Compartir un bocado de tu bocadillo

Tienes hambre, sí, tu amiga está comiendo un gigantesco bocadillo, y encima, de aquello que más te gusta, mmm… ¡Qué bonito el compartir un bocado del bocadillo! A ella no le importa, a ti no te importa, de hecho, le das del tuyo si hace falta.

Tener la suficiente confianza con una persona como para que te de de todo lo que ella tiene…es precioso. Compartir, amistad, ¿alguien da más?